Noticias de la comunidad intercongregacional de Haití

Despúes del terrible terremoto que asoló Haití a comienzos de año, la Confederación de Hermanas Dominicas de América Latina y el Caribe (CODALC) decidió llevar adelante un proyecto de comunidad intercongregacional en aquel país. De estas hermanas recibimos estas noticias

Decir Haití es decir Resiliencia

Queridas Hermanas, les escribimos desde Los Cacaos en Haití. Queremos compartir algo de la vida de la Comunidad Intercongregacional/ Laical en estas tierras.

Como ya saben el proyecto aprobado por la Asamblea de Codalc estuvo fundado en el compromiso de las Congregaciones presentes de responder económicamente y con hermanas y/o laicas/os afiliados a la situación del pueblo haitiano luego del terremoto de enero del presente año.

Desde ese compromiso respondieron tres congregaciones con el envío de hermanas y una laica, las hermanas de Santa Catalina de Siena, de Monteils y de Nuestra Señora del Rosario y Santa Catalina

Hace unos meses que la Comunidad se conformó por Mercedes Moreno, Noemí Zambrano, María Marciano y Marleni Giraldo. Somos dos de Argentina, una de Brasil y una de Perú. Con la certeza del texto de Juan: “He venido para que tengan Vida y Vida en abundancia” y en el espíritu del grito de Montesinos nos hemos ido alimentando para ir acompañando esta Comunidad de Los Cacaos.
En un comienzo estuvimos conociendo al pueblo de Los Cacaos, creando vínculos entre nosotras, articulando con otras organizaciones que trabajan en la zona y estudiando algo de creol.

En este conocer nos enteramos que antes del terremoto, ocurrido en el mes de enero, la población estaba integrada por 1,034 familias campesinas, con un total de población de 8,272, distribuida en 7 sectores que componen la comunidad de Los Cacaos. Post tragedia, el número de habitantes en esta comunidad ascendió a los 32,752, debido a que en promedio semanal 150 familias (8 personas por habitante) inmigra hacia las comunidades fronterizas, especialmente hacia la comunidad de ”Los Cacaos”.

Las familias pertenecen a uno de los sectores más empobrecidos de República de Haití: el campesinado. Son familias que sobreviven de la agricultura de corte y quema, sin medios a su alcance que garanticen un pleno desarrollo socioeconómico que eleve su nivel de vida. Con la llegada de los sobrevivientes del terremoto se acentúo el hacinamiento en las viviendas, que son precarias y pequeñas. Una de las acciones para mejorar esta situación fue articular con la ONG Mi Casa Tu Casa que nos entregó una donación de tiendas para facilitar mínimamente la vida de las familias.

El nivel de ingreso familiar es muy inestable, dependiendo totalmente de la producción agropecuaria, la cual está expuesta permanentemente a una gran variedad de situaciones que escapan de su control: escasez de lluvias, caminos intransitables en temporada ciclónica, costos de insumos agrícolas elevados, intermediarios usureros, etc. En síntesis nos encontramos con un pueblo empobrecido sin las mínimas condiciones para tener una vida digna.

A esta situación desde octubre se sumó la llegada del cólera a Haití traído de Nepal como lo comprobaron estudios científicos de las cepas. Desde ese momento fue nuestra prioridad trabajar en prevención para tratar de crear una barrera sanitaria en la zona. Nos informamos, trabajamos con un médico cubano, preparamos material en creol con el asesoramiento de un profesor haitiano, realizamos encuentros para transmitir la información y ver con la comunidad las condiciones de la misma ante un posible brote de cólera. Nos encontramos que el 75% de las familias no tenían baño ni letrina y por supuesto el agua que consumen y utilizan para aseo es del río Artibonito, que a su vez es donde comenzó la contaminación del cólera.

Preguntamos por hospital en la zona y el más cercano esta a unas 5 horas a pie, en lomo de burro o en moto para aquellas escasas familias que están mejor económicamente. Viendo que había un local donde una ONG hacía control de embarazadas y entregaba alimentación para niños de hasta 3 años, fuimos a conocer el lugar ante una posible emergencia. El mismo no contaba con agua, ventana, grupo energético (por lo que no hay luz), el techo se llueve, los baños no funcionan. La suciedad era impactante y a eso le llamaban clínica. Seguimos trabajando en prevención y rezando para que el cólera no llegara a la zona ya que no había las mínimas condiciones para hacerle frente.

A todo esto se realizaron las elecciones que hicieron que la población se movilizará y con ella el cólera. Así hace 10 días nos encontramos en un día con 20 muertos en un abrir y cerrar los ojos. Gracias a Dios, días antes ya habíamos preparado y presentado un proyecto de salud preventiva en la línea de promotores de salud a Acción Verapaz.

Este fue aprobado y en la “clínica”, antes descripta, con la articulación de un grupo de 2 enfermeros haitianos, una enfermera de Visión Mundial, un médico cubano Alexei Santana, comenzamos a atender a la gente que llegaba enferma.
Parte de los recursos de este proyecto fue utilizado para la compra de medicamentos y sueros que salvaron la vida de la población afectada que llegó de los diversos lugares de la zona, atendiéndose aproximadamente 250 personas entre niños, adolescentes y adultos, en una semana. Cabe mencionar el apoyo solidario de Fundasep al proveer con agua potable a las familias afectadas para continuar el tratamiento en sus casas.

Tenemos varias postales que atraviesan nuestros corazones. Compartimos una, la venida de cuatro hombres delgados, casi raquíticos, todos transpirados, corriendo bajo el sol kilómetros, algunos semi calzados otros descalzos, trayendo desde las lomas, en una “camilla” improvisada con dos palos y algunos trapos, a su amigo cuya mujer ya había fallecido el día anterior.
Creemos que en ese momento comprendimos por primera vez en nuestras vidas el texto de Juan cuando los amigos pasan por la multitud, sacan el techo y acercan el enfermo a Jesús para su sanación. Sin palabras nos enseñaron el concepto de amistad y amor al prójimo, no podían permitir que los niños de su vecino quedaran sin madre y sin padre, así improvisaron la camilla y llegaron con su amigo moribundo a la “clínica”.
Allí en las escaleras sobre unos bancos se lo hidrató inmediatamente con suero y se lo medicó. Comenzó a mejorar y a las pocas horas vio pasar el cajón en que los mismos vecinos llevaban a su mujer al cementerio. En ese momento Pier Thomas (ese es el nombre del paciente), a pesar de su debilidad, se puso de pie y expulsó un grito de dolor.
Para el pueblo haitiano velar a los muertos, cantar y danzar en el acompañamiento del camino al cementerio es parte de su ritual. Nada de esto, como miles de haitianos/as, tuvo la esposa de Pier.

Mientras atendíamos en condiciones infrahumanas a la gente se trabajaba en forma paralela para hacer funcionar una planta de agua e instalar el agua en la clínica. Luego de trabajar días entre vómitos, diarreas, sin agua, sin baños llegó una visita de la Organización Panamericana de la Salud con una médica francesa, un médico guatemalteco que supervisaron nuestra pobreza y comenzaron a dar indicaciones de cómo debíamos trabajar.

Un pequeño bocado (comentario) para compartirles de sus orientaciones.

En la mañana llegó una niña con desnutrición crónica, vómitos, diarrea y deshidratación. Inmediatamente se la hidrató con suero ya que al tener vómitos era imposible hacerlo por vía oral. Se la medicó y al paso de las horas la niña se fue reponiendo. La observación de este equipo de la OPS es para qué se le colocó suero, que en Haití no hay, que debemos priorizar a quién sí y a quién no brindar los recursos. Sin palabras.

Desde nuestra intervención en la clínica la misma se limpio, se instaló el agua, se habilitaron los baños y habitaciones por lo que no hay más pacientes en la calle, y no murió una persona más, gracias a Dios. Aunque, lamentablemente es época de seca comenzó a llover y por supuesto el techo se llueve. Siempre son algunos pasos adelantes y otros atrás como en una danza.
Junto con la atención formamos comités con las autoridades, organizacion
es e iglesias para compartir las medidas de prevención y la construcción de pozos sanitarios de emergencia para acabar con una de las causas de contaminación por la falta de letrinas. Otro de los motivos de aislamiento es la situación de los caminos, de hecho los enfermos graves y los muertos fueron de las zonas más aisladas como Cerca Lasous, Carabonite,Les Lomas.

Por esta razón se estuvo gestionando un bulldog(máquina para abrir caminos) y finalmente luego de muchas diligencias y gastos el bendito buldog llegó y comenzó su trabajo. Dicho trabajo beneficiará a 200.000 personas que podrán transitar con mayor facilidad, trasladarse para comerciar sus productos y tener un acceso más rápido en caso de enfermedad.

Ayer domingo recorrimos 6 templos cristianos donde predicamos como proteger la vida de las comunidades. Utilizamos dos textos: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, Jn.10, 10 y el texto utilizado por las iglesias evangélicas en la liturgia del domingo de la 1Jn. 2,4 “Quién dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a su hermano a quien ve es un mentiroso”.

Estas predicaciones fueron en medios de la resiliencia propia del pueblo haitiano, decir resiliencia es decir Haití, que en medios de cantos y danzas para a alabar a Dios, bendecirse mutuamente incrementa su esperanza en medio de la oscuridad . Sí hay un pueblo que sabe de la fe es este.

Por eso desde esas mismas lecturas les pedimos que reflexionen y se animen a venir a apoyar este proyecto con hermanas, laicas o económicamente para ser fieles a la Vida. Estamos seguras que como dice la Clarc somos pocas, pequeñas y pobres pero sabemos de generosidad y entrega. Y es desde allí que debemos responder a esta propuesta.
Con un amor grande y esperanzado en su generosidad nos despedimos de Uds., Marleni, Mercedes, María y Noemí.

14 de diciembre de 2010, Los Cacaos, Haití

 

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